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Mileece Petre - Orquesta vegetal



Cada día por la mañana Mileece Petre tras desayunar sale a su parcela y se dirige al pabellón geodésico o dome donde tiene a su disposición un trozo de edén, que tras muchos años de investigación y trabajo ha logrado convertir en una orquesta orgánica. Un estudio de grabación cuyos instrumentos adoptan forma de planta que en perfecta sincronización, emiten sonidos que dependiendo de su frecuencia mas aguda o grave, son las notas que posteriormente componen sus piezas musicales.

Mileece que desde su adolescencia ha tenido relación con el música, comenzo a experimentar con las acústicas que le brindaban las plantas en función de su especie. Programando pistas extraídas mediante electrodos conectados a las terminaciones nerviosas de las hojas y pétalos, que al ser presionados emiten un determinado sonido quedando registrado como sonido midi en el ordenador.

Tras ser tratada haciendo uso de aplicaciones de sonido, se compone una melodía asociada a la naturaleza de cada especie. Realizadas en un entorno móvil, interactivo e inmersivo. Mileece crea experiencias sonoras electro-orgánicas creando una especie de biblioteca educativa, con la que realizar labores pedagogicas mostrando una faceta del mundo vegetal desconocido como es su capacidad multimodal, y cuyo resultado se puede escuchar gracias a la edición del álbum homonimo y de las performance que programa.


El Vagón del Saber


Debido a las dificultades que presentaba la mayor parte de la geografía de un país inminente montañoso como es Ecuador. Su red de ferrocarriles de la que se han eliminado la mayor parte de trayectos ha quedado reducida a su capital Quito y su área metropolitana. Situación que podría cambiar debido al avance tecnológico en la construcción y gestión de nuevas infraestructuras que vertebren el país andino.

Para promocionar el uso del tren entre sus ciudadanos sus autoridades ha puesto en marcha el programa El Vagón del Saber. Con el que se pretende realizar una tarea de divulgación acerca de los beneficios del uso del tren como medio de transporte entre los miembros de las comunidades, a los que afecta su construcción.

La campaña encargada al estudio de diseño local Al Borde, utiliza como plataforma de divulgación e información de su programa. Un viejo vagón de mercancías que tras ser utilizado durante el breve plazo de tiempo que estuvo operativo la red de ferrocarriles del estado fue abandonado.

Siendo restaurado como oficina y plaza desde que la que los ciudadanos que se acercan, tienen la oportunidad de asomarse y conocer una parte de su historia. El contenedor que funciona como espacio colectivo recorre diferentes estaciones del país, haciendo escala en estaciones que en muchos casos debido a su estado de conservación están siendo remodeladas.


El vagón es un espacio multifuncional cuya estructura modular esta concebida para satisfacer diferentes actividades. Con una capacidad que permite albergar un aforo máximo de ochenta personas. El vagón se divide en secciones, así como una cubierta retráctil que permite realizar tareas al aire libre convirtiendo su entorno próximo en extensión del vagón.





Rising Moon, luna hecha con botellas recicladas


Para la ultima edición del festival de arte y luz Lantern Wonderland, buscaban una localización que simbolizara la tradición y el progreso de una ciudad cosmopolita como Hong Kong. Finalmente el lugar agraciado fue el Victoria Park, que fundado en 1.957 cuando la ciudad todavía estaba bajo dominio británico, supone uno de sus principales espacios verdes.

Teniendo como principal lugar de encuentro un gran estanque donde entre nenúfares y cruzado por una pasarela se ha instalado la principal instalación de este año. Un pabellón de diseño geodésico cuyo material básico en su montaje ha sido la utilización de casi 5.000 botellas de plástico transparente donadas por los ciudadanos de la ciudad. 

Diseñado por el estudio local Daydreamers Design, la semiesfera emergía del agua parcialmente del lago. Proyectando sobre sus aguas una estela de luz emídida por las alrededor de los casi de 2.800 diodos LED, que sincronizadas con un software dibujaban diferentes patrones en función de las fases de la luna.

La superficie total de Rising Moon de 65 metros de diámetro, montados con módulos triangulares de acero el pabellón se invirtió en cinco días en su montaje, precisando de la participación de una cuadrilla por diez operarios, encargados de orientar su estructura para que coincidiera con el horario lunar.